martes, 28 de febrero de 2012

"Se hace lo que yo digo"

Esta nota hace rato que la quería escribir y decidí hacerlo a pesar que no tiene mucho que ver con los temas anteriores que he estado tratando. Primero en principal ¿les suena la frase del título?. Es muy común escuchar a madres y padres decirle esto a sus hijos. Para tener un hijo disciplinado hay que decirles que tienen que hacer lo que uno les dice y no cuestionar nada. Es más, muchos adultos se jactan de que cuando ellos eran pequeños (o no tanto) nunca cuistionaron a sus padres en nada, para bien o para mal.

Es más, una vez charlando con mi mamá salió el tema de que una tía (adoptada por mi abuela) no podía perdonar a su madre biológica por haberla abandonado, a pesar de que ella siempre trató de contactar a su progenitora. Ahora que mi tía es adulta y madre a su vez, le cuesta perdonar la conducta de su madre biológica, a pesar de que esta última fue obligada por su padre a dar mi tía en adopción, ya que no toleraba la idea de que su hija fuera madre soltera. Todo esto ocurrió en una época donde "el que dirán" era muy importante y ser madre soltera era mal visto. Yo le comentaba a mi mamá que entendía completamente a mi tía porque como futura mamá (en ese momento yo estaba embarazada) no podía concebir la idea de abandonar a un hijo. Ella me contestó que eso es porque ahora los tiempos son distintos, y que cuando ella era joven no se cuestionaba a los padres y lo que ellos te decían lo hacias y ya. Esto me dejó atónita y me pareció terrible. ¿Dónde termina el respeto a los padres y empieza el respeto a los hijos? Algo que parece tan inocente cómo el no cuestionar nada de lo que te dicen tus padres puede afectar a una persona de manera fundamental.

Obviamente como madre me sería todo muchísimo más fácil si mi hijo al crecer no me cuestionara absolutamente nada de lo que yo dijera y me hiciera caso sin chistar. ¿Pero es eso lo que verdaderamente queremos? ¿Cuándo sean adultos también tienen que hacer caso a todo lo que se les dice?

Para empezar los niños, aunque nosotros no nos demos cuenta, entienden mucho más de lo que nos imaginamos. Algo que ellos rápidamente se dan cuenta es la incongruencia de nuestro discurso. Si nosotros les decimos una cosa y después actuamos de otra manera ellos enseguida lo notan. También si decimos algo y después decimos lo contrario para otra situación también se dan cuenta, incluso a una edad muy temprana. Por ejemplo, si le decimos a nuestros hijos que no hay que mentir y luego viene alguien a quien no queremos ver y les decimos que digan que no estamos a ellos les salta el radar de la incongruencia y enseguida van a venir con interrogantes; o si les prohibímos tocar determinada cosa y no les explicamos el porqué ellos no van a hacernos caso, especialmente si cada vez que ellos hacen algo que no queremos los interrogamos como criminales.

Siempre pensé que la mejor forma de criar y educar a un hijo es con el ejemplo. Para todos los que piensan que la crianza con apego es la más fácil porque cada vez que nuestro hijo llora lo tomamos en brazos, piensen en como sería educar a un hijo sin decir "porque yo lo digo" o piensen en como sería tratar de cambiar nuestros malos hábitos para poder darles el mejor ejemplo posible. No es tarea fácil, pero yo creo que la recompensa es invaluable.

Más allá de eso, tenemos que pensar en el futuro de nuestros hijos. Cuando sean ya un poco más grandes, ¿Vamos a querer que sigan haciendo lo que se les dice, o preferiremos que tengan voluntad propia y puedan evaluar y juzgar una acción por sí mismos? Cada vez que pienso en esto me vienen a la memoria numerosas ocasiones en las que escuché a padres preguntarles a sus hijos porqué hicieron determinada acción y ellos respondían "Porque Juancito me dijo" a lo que los padres enojados responden "¿Si Juancito te dice que te tires a un pozo, vos lo vas a hacer?" ¿En qué quedamos, o le enseñamos a hacer lo que los demás dicen sin pensar si es correcto o incorrecto, o le enseñamos a decidir por sí mismos? Porque las dos cosas sencillamente no podemos.

Otra cosa que considero preocupante es que como justificación a nuestra orden contradictoria o sin sentido les digamos a nuestros niños que se hace lo que nosotros decimos porque somos adultos. Eso también es terrible. Les estamos enseñando que al ser adultos uno se gana un derecho por sobre los más pequeños que sólo es atribuible por el solo hecho de ser adultos. ¿Qué ejemplo les estamos dando así? ¿Que cuando ellos sean adultos van a poder mandar y decidir por otros, por sobre todo los más pequeños que no pueden defenderse tengamos o no tengamos razón? ¿Les parece coherente eso?

Como madre pienso en la importancia de que mi hijo desarrolle criterio propio, que sepa juzgar las acciones como buenas o malas y que pueda decidir por sí mismo para obrar bien. Trabajo duro me espera, el más grande de todos es sacar de mi vocabulario arraigado el "Porque yo lo digo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario